YO PENSABA QUE ME IBA A COMER EL MUNDO Y EL MUNDO ME COMIÓ A MI.
Esta frase describe a la perfección mis inicios en el mundo empresarial.
Por la frase puedes intuir que no fueron fáciles ni un camino de rosas, pero lo que no te imaginas es que con 27 años tuve que cerrar mi primera empresa con una deuda de 100.000€.
Así es, como oyes, mi primer negocio no solo me fue mal sino que me generó una deuda de 100.000€ que a esa edad, no es nada fácil de afrontar.
Entré en el mundo de los negocios por la puerta grande. Yo pensaba que al tener mi carrera, había hecho estudios en Inglaterra y además tenía un master que me había especializado en negocios internacionales y creía que lo tenía todo para triunfar en el mundo empresarial.
Esta empresa la creé estando en mi anterior trabajo, fue la puerta de escape, la salida que necesitaba para poder dejar mi trabajo fijo en un banco y dar el salto a emprender que era lo que me gustaba y siempre había querido desde pequeña.
En plena crisis de 2012 me puse a emprender, creé y registré mis propias marcas de bebidas espirituosas. Tenía dos marcas, una de ron y otra de ginebra. Las exportaba por Europa, iba a ferias, las vendíamos a conocidos, a supermercados, a locales de copas…
Era un buen negocio pero para alguien que sabía o tenía contactos en el mundo de la distribución y las grandes cadenas. No fue fácil vender, hacer clientes y dar a conocer las marcas mediante catas y promociones en locales.
Fueron unos años de mucho aprendizaje, frustración, penas y alegrías.
Recuerdo que estaba en una feria en Madrid y un importador me preguntaba si las marcas eran de mi padre. What? ¿Por qué pensaba que eran de mi padre? Porque me veía joven, una mujer en un mundo de hombres… no pegaba nada allí la verdad.
Al final los gastos superaron con creces los ingresos y tuve que cerrar. No supe o no pude manejar mejor esa empresa.
Analizando el por qué fracasé, aunque ahora yo lo llamo APRENDIZAJE, en aquella época para mi fue un fracaso.
No entendía como habiendo estudiando empresa, sabiendo idiomas y siendo una de las top 10 en ventas en el banco en el que trabajaba mi empresa de bebidas no fué bien.
Fueron tiempos muy difíciles, no entendía la situación. La frustración se apoderó de mí. Además yo misma me culpaba por ello y eso me generó una baja autoestima que hasta años más tarde y gracias al desarrollo personal y con terapias pude volver a ser yo misma y a creer en mí otra vez.
Cuando vives una situación de estas características tan grande siendo tan joven, no sabes cómo afrontarlo. Por si fuera poco, años antes había vivido en mi casa lo que es tenerlo todo y de un día para otro no tener nada. Mi padre enfermó, era el sustento y el pilar de la casa y al caer enfermo no podía trabajar, tuvo que cerrar su empresa.
Esto lo viví estando en la universidad, muy joven, es uno de los motivos por los que dejé de estudiar en Inglaterra y volví a España para estar con mi familia. La vida por necesidad me llevó a trabajar en un banco cuando realmente no me gustaba pero por necesidad económica me tocó aguantar. Hasta que monté mi empresa de bebidas y eso me dió la fuerza que necesitaba para irme del banco.
El miedo, la duda, la desesperación… emociones que tenía a flor de piel.
En este aprendizaje saqué varias conclusiones:
- Una de ellas es que me metí en un mercado que no conocía, no entendía al público objetivo, era un negocio demasiado grande para mi en ese momento. Yo no he bebido nunca, no sé lo que es emborracharse… así que te puedes imaginar qué pintaba yo haciendo unas marcas de bebidas cuando mi forma de ver la vida era todo lo contrario.
- Otro aprendizaje que saqué fue que no supe administrar financieramente la empresa, no gestioné bien los números y eso es muy importante cuando emprendes. Además de que con los años, haciendo transgeneracional, el árbol genealógico de mi familia me di cuenta de que repetía patrones del dinero de mis bisabuelos. Voy a hacer un episodio hablando en exclusiva de esto, de las creencias limitantes del dinero y los patrones inconscientes.
- Y el último aprendizaje y la conclusión más importante para mi fue que no estaba en el mundo online. Si tenía una página web de mi empresa donde mostraba las bebidas, si tenía redes sociales pero realmente no lo supe aprovechar. Por aquella época estaba empezando la publicidad en Facebook, el copywriting, empezaba a coger peso el marketing digital. Yo ni sabia hacer esto, ni vi la necesidad de formarme para hacerlo. Y ahí fue mi GRAN ERROR en mayúsculas.
Me centré tanto en el presencial, el vender por los bares, el visitar clientes, el ir a ferias que el mundo online lo OBVIE.
Cuando analicé el fracaso y me dí cuenta de esto me entró una rabia por el cuerpo que no me podía aguantar. Esto me traumatizó un poco, la verdad. Así que me prometí a mi misma que nunca más volvería a fallar y que sería la mejor del marketing digital.
Empecé a formarme de manera autodidacta, encerrada en el sótano de mi casa día y noche. Recuerdo que ese año apenas tuve vida social. Estaba tan enfocada en resurgir de las cenizas, en aprender todo lo que hubiera de marketing digital que dejé un poco de lado a mis amistades.
Yo siempre digo que no hay mal que por bien no venga, ese año no salí mucho pero aprendí demasiado. De manera autodidacta creé un ecommerce, mi primer ecommerce en el que vendía complementos de mujer.
Pero una vez más volví a fracasar, no vendí nada y dejé el negocio otra vez.
Ya empezaba a ponerme nerviosa porque no daba con ningún negocio que pudiera sacar adelante, mi autoestima volvía a verse por los suelos y no confiaba en mi valía, no tenía confianza en mí misma. Pero lo que sí que tenía era perseverancia, siempre he sido una niña con las ideas muy claras y muy luchadora por mis sueños.
Así que pensé, a la tercera irá la vencida como dice el refrán. Y efectivamente!!!!
Una amiga mía es muy manitas y se le da muy bien la manualidades, ella ya estaba vendiendo ese producto por las tiendas de nuestro pueblo. Así que un día le dije que le parecía si yo que sabía cómo vender online, que me había estado formando todo ese año le ayudaba a vender sus chupeteros. Si, mi amiga hacia chupeteros personalizados de bebé. Aceptó mi proposición y en ese momento nos hicimos socias. Íbamos a medias con los beneficios y los gastos.
Ella hacía los pedidos, hacia los chupeteros y yo los vendía en una web que creé en Shopify y a través de anuncios de Facebook Ads.
Y así lo hicimos, en 3 meses habíamos vendido 180 pedidos. Ahora sí, empezaba a respirar. Vi como todo lo que había pasado estudiando, practicando y formándome sobre marketing digital había valido la pena.
Estuvimos juntas con ese negocio un tiempo hasta que yo decidí hacer mi propio negocio de consultoría. Quería enseñar a otras mujeres todo lo que había aprendido y como yo lo estaba haciendo en el ecommerce de chupeteros de bebé. Y ahí nació Mujeres Emprendedoras Online, en 2016.
Ahora que sabía de marketing y había comprobado por mi misma que era capaz de vender por internet y había visto el grandísimo potencial que tiene el mundo online, tenía el objetivo de dar ponencias y hacer mis propios cursos.
Así que gracias a grupos de emprendedores que había en facebook y eventos de networking a los que iba en Alicante empecé a conocer a nuevas amistades que estaban metidas en el mundo online como yo.
Así fue como conocí a dos chicas, que ahora son amigas mías inseparables y como yo no tengo vergüenza y soy muy lanzada (aunque he de reconocer que en ese momento no me veía capaz de hacer yo sola un evento), así que las lie a ellas dos para hacer entre las tres un desayuno networking. Y aquí empieza la historia de Mujeres Emprendedoras Online. A ese desayuno vinieron 25 mujeres y saqué mis primeras clientas de servicios y conseguí hacer mis propios cursos presenciales.
Te contaré todo con más detalle en los siguiente episodios. Ahora quería que en este primer episodio conocieras un poquito más de mi historia y espero que te haya inspirado.
Quiero cerrar diciendo que puedes conseguir lo que te propongas, solo debes de confiar en ti y que todo llega a su tiempo.